miércoles, 29 de octubre de 2014

Sobre el riesgo de lo intangible y lo intangible del riesgo


A excepción del mundo asegurador y parte del financiero, lo intangible suele ser por definición invisible y difícil de cuantificar. Además, no aparece en los estados contables, no tiene un mercado propio, es lento de acumular y suele tener un valor de liquidación nulo.

Pero, los recursos intangibles están basados, principalmente, en la información y el conocimiento. Así, mientras los recursos tangibles tienden a depreciarse con su utilización, los intangibles ganan valor a medida que son más usados.

Factores como la imagen de la empresa, el conocimiento y habilidades de sus trabajadores, la estructura organizativa, los sistemas de gestión, la marca, el logotipo, son variables con un peso cada vez mayor en la explicación del éxito empresarial. De hecho, se dice que actualmente, los activos intangibles suponen más de un 70% del valor medio de las compañías.

Y el riesgo tiene una doble relación con este concepto que me parece interesante mencionar.

Por un lado, como ya he repetido en varias ocasiones, el riesgo es una cuestión de creencias y preferencias, y las dos, suelen ser difíciles de cuantificar. Pero eso no quiere decir que la dificultad suponga una falta de utilidad. Por otro lado, la propia incertidumbre se revela como algo “invisible”, como lo que puede y no puede ser. Así, en parte, el riesgo es valorar intangibles.

Así, parte de la reticencia o falta de interés en realizar mapas y análisis de riesgos atiende precisamente a esa doble intangibilidad. Y cuesta entender, des de mi perspectiva profesional, que sea más fácil visualizar por parte de algunos gerentes de empresa, realizar inversiones en concepto de consultoría de marca que en gestión de riesgos. Pero esto tiene una explicación.

Cuando se decide invertir en consultoría de marca es porque se tiene la creencia de que su gestión reportará beneficio, aunque sea casi imposible cuantificar cuanto aporta al beneficio de la empresa cada acción realizada sobre la marca.

Es decir, la venta de un intangible parte de la creencia por parte del comprador de que la gestión de ese intangible reportará beneficios aunque no puedan cuantificarse de antemano. Lo mismo sucede con el riesgo, pero, a mi entender, las creencias sobre la utilidad de gestionar este intangible aún no están suficientemente arraigadas en el empresariado español, al menos, entre la pequeña y mediana empresa.

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